Imagínate que a tu madre le encantase sufrir y después de una larga observación, inconscientemente supieras que esta forma de comportarse le hubiera permitido salirse con la suya.Pongamos también que en la vida hayas tenido algunas experiencias muy duras que te han hecho sufrir.Estos recuerdos siguen provocándote una reacción emocional relacionada con una persona en concreto de un lugar y una época de tu vida. Has estado pensando en el pasado lo suficiente y estos recuerdos afloran a tu mente incluso de manera automática.Imagínate ahora que durante más de veinte años has estado pensando y sintiendo, sintiendo y pensando en el sufrimiento.
Ahora esto te parece de lo más natural y normal. Y siempre que intentas cambiar algo de ti, es como si volvieras al punto de partida. Vuelves a ser el mism@ de siempre.
Lo que la gran mayoría de la gente no sabe es que al pensar en una experiencia con una fuerte carga emocional se activa en el cerebro las mismas secuencias y estructuras del pasado. Y al activarse, las redes neuronales de esos circuitos se consolidan cada vez más. Y también se duplican las mismas sustancias químicas liberadas por el cerebro y el cuerpo, como si en ese momento estuvieran viviendo de nuevo aquella experiencia del pasado.Estas sustancias químicas hace que el cerebro las memorice aún más,la emoción. Tanto los resultados químicos de pensar, sentir y pensar, como las neuronas activándose y conectándose juntas hacen que la mente y el cuerpo activen una serie limitada de programas automáticos.
Los seres humanos somos capaces de revivir un episodio del pasado una y otra vez, tal vez millares de veces al día. Está repetición inconsciente es la que habitúa al cuerpo a recordar ese estado emocional igual o mejor de lo que lo recuerda la mente consciente.
Cuando el cuerpo lo recuerda mejor que la mente consciente, es decir, cuando el cuerpo es la mente, se le llama hábito.
Los psicólogos afirman que a los 35 años nuestra identidad o personalidad está completamente formada Significa que los que superamos esa edad hemos memorizado una serie de conductas, actitudes, creencias, reacciones emocionales, hábitos, habilidades, recuerdos asociativos, respuestas condicionadas y percepciones que ahora llevamos dentro programadas sin que nos demos cuenta. Estos programas nos dirigen, porque el cuerpo se ha convertido en la mente.
Significa que seguiremos pensando, sintiendo y reaccionando de la misma manera de siempre, comportándonos del mismo modo, creyendo los mismos dogmas y percibiendo la realidad de la misma forma. El 95% de quien somos al cumplir los 40 es una serie de programas inconscientes que se han vuelto automáticos, como por ejemplo conducir un coche, cepillarnos los dientes, reaccionar de forma exagerada cuando estamos estresados, preocuparnos por el futuro, juzgar a diestro y siniestro, culpar a nuestros padres, no creer en nosotros mismos y seguir insistiendo en nuestra infelicidad crónica, por nombrar unos pocos.
La mente subconsciente sólo sabe hacer lo que le has programado. ¿Te ha pasado alguna vez que mientras tecleabas algo en el ordenador se ha puesto a funcionar de pronto con unos programas automáticos que no sabes detener?Cuando intentas detener con la mente consciente los programas del inconsciente almacenados en el cuerpo, es como si le gritaras a un ordenador que se ha vuelto majareta, con varios programas funcionando mientras en la pantalla se abren diversas ventanas mostrándote más información de la que puedes manejar ¡Eh!¡Para! El ordenador ni siquiera registrara tus órdenes.Seguirá con lo suyo hasta que encuentres otra solución, hasta que te metas en el sistema operativo y cambies la configuración del equipo.
Bioneuroflores te acompaña al inconsciente, a reprogramarlo con una nueva serie de estrategias, herramientas,para desaprender tus viejas pautas mentales y emocionales, deshacer los circuitos de tu cerebro y reaprender otras nuevas o renovarlas, basandose en quien quieres ser, en lugar de seguir siendo la misma persona de siempre.Cuando entrenas el cuerpo con una nueva mente, ya no puede ir uno por un lado y el otro por otro, funcionan armoniosamente. Es lo esencial de cambiar, de reinventarse.